Los científicos españoles lograron un gran avance cuando un implante cerebral estimuló directamente la corteza visual de una mujer ciega, lo que le permitió ver la luz y las formas nuevamente. Usando una «retina artificial» unida a un par de anteojos para dirigir la luz frente a ellos, la luz se procesó en señales eléctricas. Luego, las señales se envían a una serie de pequeños electrodos implantados en el cerebro del paciente, lo que permite al usuario «ver» la luz capturada por las gafas.
Este sistema se probó en una mujer de 57 años que no había visto nada durante 16 años, después de quedar completamente ciega.
Durante el experimento, la implantación avanzada le permitió reconocer las formas y siluetas detectadas por la retina artificial.
«Obtuvimos grabaciones consistentemente de alta calidad de neuronas con privación visual y los parámetros de estimulación se mantuvieron estables a lo largo del tiempo», escribieron los científicos en un artículo de investigación publicado en The Journal of Clinical Investigation.
El paciente también puede detectar «algunos caracteres» e incluso «reconocer los límites de un objeto», según los investigadores.
Según los informes, el proceso fue completamente seguro.
Los investigadores afirmaron que la implantación de electrodos en el cerebro del paciente no afecta el área del cerebro alrededor de la corteza visual.
La retina artificial tampoco imitaba a las neuronas no objetivo.
Esto indica que el sistema es seguro de usar y no tan molesto como lo que sería un implante cerebral.
El sistema también requiere un nivel relativamente bajo de actividad eléctrica en comparación con otras matrices de implantes neurales.
La retina artificial se extrajo del cerebro de la mujer después de seis meses.
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Este método implicó el uso de optogenética como tratamiento clínico, que implicó la modificación de neuronas, o neuronas, para liberar señales eléctricas cuando se exponen a longitudes de onda de luz.
Esto les da a los neurocientíficos la capacidad de controlar con precisión las señales nerviosas dentro del cerebro y en otros lugares.
Según el NHS, hay casi dos millones de personas con pérdida de visión en el Reino Unido.
Aproximadamente 360.000 de estos fueron registrados como ciegos o con discapacidad visual.