Los científicos han descubierto que la radiación solar podría ser una fuente más importante de diminutas nanopartículas de hierro en la Luna de lo que se pensaba anteriormente. Los impactos de asteroides y la radiación solar afectan a la Luna de formas únicas porque carece del campo magnético protector y la atmósfera que nos protege aquí en la Tierra. Tanto los asteroides como la radiación solar rompen la roca lunar y el suelo, formando nanopartículas de hierro (algunas más pequeñas, otras más grandes) que pueden detectarse con instrumentos en satélites que orbitan alrededor de la luna.
Un equipo dirigido por científicos de la Universidad del Norte de Arizona (NAU) utilizó datos de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) y la nave espacial de la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA) para comprender la rapidez con la que se forman las nanopartículas de hierro en la Luna a lo largo del tiempo. Sus hallazgos se publicaron recientemente en la revista Geophysical Research Letters.
«Durante mucho tiempo hemos creído que el viento solar tiene un efecto mínimo en la evolución de la superficie lunar, cuando de hecho puede ser el proceso más importante para la producción de nanopartículas de hierro», dijo el candidato a doctorado Kristian Ji Tai Yudowicz, del Departamento. de Astronomía en la Universidad NAU. Ciencias planetarias.
«Debido a que el hierro absorbe tanta luz, se pueden detectar cantidades muy pequeñas de estas partículas desde muy lejos, lo que las convierte en un gran indicador de cambios en la Luna», agregó Yudovicic.
Sorprendentemente, las nanopartículas de hierro más pequeñas parecen formarse a un ritmo similar al daño por radiación en las muestras que regresaron de las misiones Apolo a la Luna, lo que indica que el Sol tuvo una fuerte influencia en su formación.
«Este estudio muestra que la radiación solar puede tener un efecto mucho mayor sobre el cambio energético en la Luna de lo que se pensaba anteriormente, no solo oscureciendo su superficie, sino que también puede producir pequeñas cantidades de agua que se pueden utilizar para futuras misiones», dijo Udovicic.
Mientras la NASA se prepara para llevar a la primera mujer y al próximo hombre a la Luna para 2024 como parte de la misión Artemisa, es fundamental comprender el entorno de la radiación solar y los recursos potenciales en la Luna.
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